Magdalen Berns, nacida en esta fecha en 1983 en Londres. Boxeadora premiada, vlogger y cofundadora de For Women Scotland, fue una activista toda la vida y una férrea defensora de los derechos de la mujer.

La fascinación por la codificación la alejó del boxeo (fue campeona universitaria de boxeo y ganó la Haringey Box Cup en 2010), de su trabajo como ingeniera de sonido y de sus estudios de física en Edimburgo, pero fue su compromiso con los derechos de las mujeres basados en el sexo lo que se convirtió en su fuerza motriz.

Magdalen empezó a grabar vídeos en la Universidad de Edimburgo en 2015 en los que explicaba de la forma más clara posible la amenaza que suponen para las mujeres -y especialmente para las lesbianas- los intentos deliberados de los activistas trans de difuminar el sexo y el género y redefinir «mujer» como cualquiera que diga que lo es. No se anduvo con rodeos.

“No hay tal cosa como una lesbiana con pene”

“Intentar avergonzar a lesbianas por el hecho de ser lesbianas es intrínsicamente homófobo y misógino.” 

“Decir la verdad no es odio” 

“Prefiero ser maleducada en vez de una puta mentirosa.”

Investigada por un Sindicato de Estudiantes desesperado por encontrarla culpable de algún tipo de delito y poder expulsarla de varios grupos de estudiantes, una desafiante Magdalen utilizó sus vídeos para llegar al mayor público posible y alertar a todo el mundo de la enormidad de lo que estaba ocurriendo: nada menos que el robo descarado de la propia feminidad. Sus vídeos en YouTube se convirtieron en un visionado compulsivo y alcanzaron casi 45.000 suscriptores.

«Soy lesbiana (no del tipo político); licenciada en Física (Universidad de Edimburgo); hacker de accesibilidad FLOSS (del tipo legal); feminista XX (no del tipo divertido); ex boxeadora amateur (del tipo competitivo); bloguera; activista; libertaria cultural; londinense; crítica de la religión, el capitalismo, las políticas de identidad, el conservadurismo, el neoliberalismo y las normas de género impuestas socialmente.»

En 2017, Magdalen fue invitada por su amiga Marion Calder a reunirse con otras dos mujeres en el salón de su casa. Marion, Trina Budge y Susan Smith se encontraron en Mumsnet, ese hervidero de radicalismo y maternidad, y se dieron cuenta de que hacía falta un nuevo grupo feminista. En junio de 2018 pusieron en marcha For Women Scotland.

Para entonces Magdalen ya sabía que le habían diagnosticado un cáncer cerebral terminal, pero estaba decidida a emplear el tiempo que le quedaba en la causa que más le interesaba.

«Es difícil que te digan que tienes algo que no se puede curar, pero no voy a dejar que me defina».

Ganó una nueva seguidora mientras estaba ingresada en un hospicio de Edimburgo: Joanne, una escritora conocida a veces como Robert Galbraith, que se puso en contacto con ella e inició su propio camino en la defensa de los derechos de la mujer, duramente conquistados. El resto, como suele decirse, es historia.

Ya he hablado antes de los preciosos hilos invisibles de hermandad que conectan entre sí a las mujeres de la historia.

La Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana de Olympe de Gouges de 1791 influyó en la Vindicación de los Derechos de la Mujer de Mary Wollstonecraft de 1792. Mary inspiró a Millicent Garrett Fawcett y Elizabeth Barrett Browning. Elizabeth, una firme partidaria, reflejó las opiniones de Mary en su novela en verso Aurora Leigh, que a su vez influyó en el pensamiento de Susan B. Anthony sobre los papeles tradicionales de la mujer. La lucha de Susan desembocó con el tiempo en la Decimonovena Enmienda, que finalmente concedió el voto a las mujeres estadounidenses en 1920.

Uno de los hilos invisibles que nos unen hoy en día nos remite directamente a Magdalen. Con su aguda inteligencia, su honestidad sin concesiones y su gracia perversa, dijo lo que muchas mujeres pensaban. Nos hizo sentir menos solas. Su claridad de pensamiento, su determinación y su espíritu fueron tan esenciales para el movimiento crítico de género que sigue siendo una inspiración para las mujeres de todo el mundo.

Cuando sus muchos amigos se reunieron en el Conway Hall de Holborn en la noche de Burns de 2020 para celebrar la vida de Magdalen, trágicamente truncada el 13 de septiembre de 2019, Marion dijo: «Ella quería que todos estuvieran juntos, para charlar, para tomar una copa de vino, para poder discrepar.  Estaba totalmente en contra de cualquier forma de política de pureza... Lo que Magdalen quería era que todo el mundo se lo pasara bien: hablar unos con otros; conocerse. A ella, como todos sabemos, le gustaban mucho las fiestas».

Que orgullosa se sentiría Magdalen hoy al conocer la asombrosa victoria de For Women Scotland el 16 de abril de 2025, cuando sus tres amigas consiguieron que el Tribunal Supremo dictara una sentencia histórica en el sentido de que mujer significa mujer biológica.

Las ramificaciones de esto apenas se están haciendo evidentes. Olvídense del FEM; este es *nuestro* Gran Reinicio, que torpedea quince años de ofuscación deliberada y mentiras descaradas. Sabemos que hemos vuelto al punto de partida. Sabemos que tendremos que retomar todo el campo palmo a palmo. Pero también sabemos que la ley nos respalda y que ganaremos. 

Magdalen se fue demasiado pronto pero su espíritu continúa. 

«Os quiero, chicos, y me encanta la comunidad que he creado aquí, y espero que continúe... Para que otras personas hagan lo mismo y defiendan aquello en lo que creen. Porque, como siempre he dicho, hay muchas más cosas de las que preocuparse que de que te pongan nombres tontos».